No hace tanto que en TV triunfaba una serie en la que el protagonista era un coche capaz de actuar por sí mismo, sin necesidad de un conductor que lo controlase.
Aquel coche tenía nombre propio y se llamaba Kit. Era un coche fantástico, ya que la fantasía de sus creadores le permitía, además de conducirse a sí mismo, hablar con su dueño y acudir a socorrerlo cuando este se encontraba en aprietos.
El hecho es que parte de esta fantasía ya se ha convertido en realidad. Porque actualmente, aunque no existen coches capaces de prestar auxilio a sus propietarios, ya hay varios modelos que pueden circular sin conductor que los controle. Puedes obtener más información aquí: plataforma Eccocar.
Beneficios de la conducción autónoma
El principal beneficio es la mejora en la seguridad del tráfico y la reducción de accidentes. Tengamos en cuenta que la mayoría de accidentes están causados por fallos humanos, así que es indudable que la eliminación de estos conllevaría una siniestralidad próxima a cero. El efecto añadido sería la evitación de cientos de miles de muertes a nivel mundial.
Además, los vehículos autónomos son más sostenibles con el medio ambiente, ya que su tecnología les permite optimizar el consumo de energía, ajustándose al mínimo imprescindible.
Por último, el coche autónomo supone una gran alternativa para todas aquellas personas dependientes o cuyas limitaciones físicas les impiden conducir. Su generalización sería un impulso definitivo para la autonomía personal de este colectivo, que es más amplio de lo que creemos.
Los niveles de automatización en los vehículos
Los niveles de automatización definidos actualmente son seis, numerados del 0 al 5.
- Nivel 0: corresponde a un vehículo sin ningún tipo de automatización. De este nivel, únicamente quedan en las carreteras los vehículos clásicos.
- Nivel 1: el vehículo capta información del entorno, pero el 100 % de las decisiones las toma el conductor. Vehículos que tienen cierta antigüedad, pero no pueden considerarse como clásicos.
- Nivel 2: el coche puede actuar sin intervención del conductor en algunas ocasiones (por ejemplo, con un sistema de control de tracción). La mayoría de los vehículos actuales responden a este patrón.
- Nivel 3: además de lo anterior, el vehículo es capaz de reaccionar por su cuenta ante imprevistos. Un ejemplo lo tenemos en los sistemas automáticos de corrección de velocidad.
- Nivel 4: el vehículo controla mayor parte de las circunstancias del tráfico, y es capaz de responder por sí mismo en casi cualquier situación, pero se requiere conductor.
- Nivel 5: se trata de un vehículo 100 % autónomo. Todo lo relacionado con la conducción es controlado sin intervención humana.
El futuro de la conducción autónoma
Aunque hay quien piensa que en el futuro todos los vehículos serán de conducción 100 % autónoma, los expertos en el tema apuntan a que el modelo final será mixto.
Es decir, el vehículo será autónomo, pero no se prescindirá de la figura del conductor, que pasará a convertirse en controlador. No conducirá directamente el vehículo, pero se requerirá su presencia para evitar imprevistos debidos a un mal funcionamiento del vehículo, o a una interrupción temporal de los servicios de control y guiado externos.