Descubre los desafíos y compromisos que conlleva avalar un préstamo

Los riesgos y responsabilidades de avalar un préstamo

Cuando se firma un préstamo, los bancos a veces exigen un aval para asegurarse de que podrán cobrar la deuda en caso de impago. Pero ¿qué significa realmente avalar un préstamo y cuáles son las implicaciones? En este artículo, te explicaremos detalladamente todo lo que debes saber sobre esta figura financiera.

¿Qué es un aval?

Un aval es una persona física o jurídica que respalda al solicitante del préstamo. Imagina que tu hermano necesita un préstamo y te nombra como aval. En este caso, tú te comprometes a garantizar el pago del préstamo mes a mes, ya sea pagándolo personalmente o a través de tu hermano. Sin embargo, no cualquier persona puede ser aval. El banco necesita asegurarse de que el aval cuenta con los recursos necesarios para hacer frente a la deuda, por lo que no se aceptará a alguien en la misma situación económica que el solicitante.

Implicaciones de avalar un préstamo

Supongamos que alguien te pide que actúes como aval en un préstamo. Para formalizar esta situación, no es suficiente con que simplemente añadan tu nombre al contrato, también es necesario que firmes y estés de acuerdo, de lo contrario, tu aval no tendrá validez legal.

Responsabilidad de pago en caso de impago

En primer lugar, si el solicitante del préstamo no cumple con el pago, serás tú quien deba asumir esa deuda. Puedes ser requerido para pagar la primera cuota, la tercera o incluso la última. Además, al avalar el préstamo, no solo pones en riesgo tu dinero presente, sino también tu futuro y todo tu patrimonio. Es como si tú mismo hubieras solicitado el préstamo y tendrás las mismas obligaciones que el beneficiario inicial.

Obligación de pago

Ser aval no implica simplemente dar fe de que el solicitante pagará la deuda. De hecho, al avalar el préstamo, asumes las mismas obligaciones que el beneficiario, excepto por el hecho de recibir el dinero. Además, los bancos suelen incluir en los contratos de préstamos una cláusula de «aval solidario», lo que significa que no puedes exigir que primero reclamen al beneficiario antes de acudir a ti. En la mayoría de los casos, si la deuda no se paga tras dos intentos, acudirán directamente a ti.

Registro de aval en el Banco de España

El aval que proporcionas se registra en la Central de Riesgos del Banco de España (CIRBE), donde se recopilan todas las operaciones crediticias. Esto significa que, mientras estés registrado como aval, puede resultar más difícil obtener otro préstamo o crédito, especialmente si el préstamo que avalas no ha sido pagado en su totalidad.

Posibilidad de figurar en listados de morosidad y ser embargado

Aunque el aval implica confiar en la otra persona para que asuma las responsabilidades de pago, existe la posibilidad de que, si el beneficiario no puede pagar, te reclamen a ti para recuperar el dinero prestado. Si te niegas a pagar o no puedes hacerlo, tus datos pueden ser incluidos en los listados de morosidad como RAI o ASNEF. Además, corres el riesgo de ser embargado, lo que implica perder presentes y futuros bienes.

Implicación de terceros en el aval

Otro problema al avalar un préstamo es que tus herederos también se ven involucrados. Incluso si falleces, la deuda se hereda y puede ser asumida por tus seres queridos si aceptan la herencia. En resumen, el aval no desaparece con tu muerte, sino que se convierte en una deuda que se pasa a otras personas.

Posibilidad de aval parcial

Existen casos en los que el aval solo es necesario hasta una determinada devolución del préstamo. Por ejemplo, si la persona que solicitó el préstamo ya ha pagado el 80% de la deuda, es posible negociar un aval parcial. Esto significa que, una vez se haya devuelto cierto porcentaje del préstamo, el aval deja de tener validez. Sin embargo, los bancos suelen permitir aval parcial solo después de pagar entre el 10% y el 25% del préstamo.

Derecho a reclamar el pago de la deuda

Si asumes la responsabilidad de pagar la deuda, también tienes derecho a reclamar a la persona que debía hacerlo originalmente. No obstante, conseguir que te paguen puede ser complicado.

En conclusión, avalar un préstamo es una decisión que conlleva riesgos y responsabilidades que deben considerarse cuidadosamente. No solo estás confiando en otra persona, sino que también pones en juego tu patrimonio y el de tus herederos.