Las relaciones de pareja son capaces de llenar nuestra vida de plenitud y felicidad, sobre todo cuando llegan los hijos y se forma una familia. No obstante, el amor no siempre es perenne y es importante asumir esta realidad cuanto antes. Es irrelevante si hay matrimonio o no de por medio: saber cómo separarse sin complicaciones legales ni emocionales se antoja de vital importancia. Un trámite que conviene poner siempre en manos de los mejores abogados de familia para así garantizar que todo queda sujeto a los estándares jurídicos adecuados. Por consiguiente, si tienes pensado poner fin a tu relación, te sugerimos que prestes atención a los consejos que te planteamos.
Separaciones sin matrimonio, pero con hijos
En los tiempos que corren, muchas parejas deciden no casarse e igualmente formar una familia. A fin de cuentas, no es necesario que haya de por medio un contrato matrimonial para que el amor prospere y nos anime a compartir el resto de nuestros días con otra persona. Sin embargo, si ya ha habido descendencia y la relación pierde su fuerza, es crucial tener en cuenta que la separación con hijos sin estar casados también exige un trámite legal. El bienestar de los niños depende de ello y toca analizar cómo enfocar este procedimiento para alcanzar las mejores condiciones para todos los implicados.
Este tipo de separación, en términos jurídicos, tiene la acepción de guarda y custodia. Puesto que no hay un contrato matrimonial de por medio, la regulación se centra de forma absoluta en la vida de los hijos. En este orden de ideas, durante el desarrollo de dicha gestión, se establecen aspectos clave en la materia como la patria potestad, el derecho a visitas y a las comunicaciones y la pensión de alimentos. Una serie de cuestiones que van a repercutir tanto en el cuidado de los pequeños como en lo que concierne al bienestar personal y económico de los progenitores.
Con el objetivo de que no haya errores en un trámite tan importante como lo es la guarda y custodia, se antoja fundamental que participe un buen abogado en el proceso. Estos profesionales, expertos en derecho de familia, serán los encargados de pactar todas las medidas con las dos partes y mantener el foco en lo que verdaderamente importa: la integridad física y psicológica de los hijos. Porque el matrimonio no es lo único que puede complicar una ruptura y este es un buen ejemplo de ello.
Divorcios de mutuo acuerdo, la mejor opción
Ahora bien, ¿qué sucede cuando hay un contrato matrimonial? Durante el día de la boda, las dos partes se comprometen a pasar su vida uno al lado del otro. No obstante, esto no siempre ocurre así y cuando la llama del amor se apaga, es fundamental ser coherentes con la situación para tomar una decisión en favor de ambos. En este caso hablamos de divorcio y, haya o no hijos en la ecuación, seguir la vía del mutuo acuerdo se plantea como la mejor opción.
En un divorcio de mutuo acuerdo, los cónyuges deben mantener en todo momento el respeto, la empatía y la buena comunicación. El final de una relación es algo natural y no hay por qué criminalizar ni guardar rencor a la pareja. Esto permite que el abogado elabore un convenio regulador con todas las medidas que se van a adoptar a partir de la firma del divorcio y dar por terminado el trámite en un margen de tres meses. Muy lejos del año que se suele tardar en el divorcio contencioso, el cual exige el paso por los tribunales.Así pues, para que esta gestión exprés sea viable, te recomendamos que mantengas la calma y busques la paciencia en tu interior. Se trata de un ahorro de tiempo y de dinero que te permitirá poner fin a la relación lo antes posible para, de este modo, empezar de cero y volver a sentir la felicidad. Porque el matrimonio puede terminar, pero tu integridad emocional no debe ponerse en tela de juicio en ningún momento.